David Monteagudo se desvela en esta su tercera obra publicada como lo que realmente es, lo cual nos sirve para descubrir a la vez lo que no es, ni se espera que sea. El autor de Fin es un narrador de historias capaz de cogernos de la mano para recorrer con él escenas que no comprendemos completamente. En Fin así lo hizo narrándonos una situación inverosímil como si fuera un cuento por entregas -Marcos Montes por su extensión no daba para tanto- y lo vuelve a hacer con Brañaganda. Esas historias bien contadas incluyen elementos fantásticos, algunos originales -como en Fin- otros clásicos con en Brañaganda. Todo esto nos lleva a lo que no es. LEER MÁS
El autor gallego no es un escritor de ciencia-ficción ni un creador de universos paralelos basados en la tecnología o el ocultismo, no. Algunos esperaban que Fin diera para eso cuando simplemente -y no es poco- es una historia bien contada, a varias voces, descriptiva, dialogada y a la vez cautivadora. Quien confiaba en él como el nuevo Stephen King se confundía, y ahora que vemos su verdadera personalidad literaria lo agradecemos.
Dentro del panorama español pocas voces se atreven a contar historias como estas y pocas editoriales serias se sumergen en el torbellino de publicarlas, quizás Rafael Balanzá y Siruela son la excepción de esta regla, pero creo firmemente que es algo que necesitamos, cuentos intrigantes, que nos quiten el sosiego, de los cuales disfrutar durante su ejecución más que en su conclusión. Al fin y al cabo los cuentos a la hora de dormir o al amor de la lumbre de excursión o en la casa de los abuelos no siempre acababan bien, a veces ni siquiera terminaban -al dormirnos- pero los recordamos con cariño.
Un cuento para adultos, bien narrado, complejo y ambientado en la Galicia profunda de la posguerra, con sus buenas dosis de fantasía popular, sería la descripción de Brañaganda.
Orlando es un niño curioso que vive una vida tranquila en la aldea gallega que da título al libro. Su madre maestra de escuela es la única ‘autoridad’ del pueblo. Su padre, administrativo en una empresa minera, es el espejo idealizado del chaval. Cándida, su amiga del alma, que a fuer de ser mayor y estar más desarrollada busca otros entretenimientos que rodar por el prado cuesta abajo con Orlando. Poco tiempo después que su padre cambia de oficio haciéndose guardabosques aparece el lobishome -el hombre lobo autóctono- cobrándose sus primeras víctimas. La vida familiar de Orlando se trastoca por completo, la vida de la aldea se retrae cuando aparecen más cadáveres, y todos empiezan a mirarse de reojo cuando alguien dice que “el lobishome puede ser cualquiera, sin ni siquiera saber que lo es”.
Monteagudo crea una composición basada en la familia, cuya vida intramuros refleja perfectamente. Sin las notas de fantasía estaríamos en una obra costumbrista más emparentada con Galdós o una obra más moderna semejante a los cuentos de niños gallegos de Manuel Rivas. Cierto es que contiene notas de ambos pero su interés radica en el tono clásico con el que urde toda la trama. No es un libro moderno ni una novela del siglo actual, su sabor es más antiguo y por tanto más intenso. Es un cuento casi intemporal que en voz de un niño nos remonta a nuestra infancia dejándonos incluso al final un buen sabor de boca.
Ya saben, busquen en David Monteagudo al excelente narrador que es y no al guionista de Fringe.
Pepe Rodríguez
FICHA DEL LIBRO
COMIENZA A LEERLO
Título: Brañaganda | Autor:David Monteagudo | Editorial: Acantilado | Páginas: 288 | Precio : 19€
Dentro del panorama español pocas voces se atreven a contar historias como estas y pocas editoriales serias se sumergen en el torbellino de publicarlas, quizás Rafael Balanzá y Siruela son la excepción de esta regla, pero creo firmemente que es algo que necesitamos, cuentos intrigantes, que nos quiten el sosiego, de los cuales disfrutar durante su ejecución más que en su conclusión. Al fin y al cabo los cuentos a la hora de dormir o al amor de la lumbre de excursión o en la casa de los abuelos no siempre acababan bien, a veces ni siquiera terminaban -al dormirnos- pero los recordamos con cariño.
Un cuento para adultos, bien narrado, complejo y ambientado en la Galicia profunda de la posguerra, con sus buenas dosis de fantasía popular, sería la descripción de Brañaganda.
Orlando es un niño curioso que vive una vida tranquila en la aldea gallega que da título al libro. Su madre maestra de escuela es la única ‘autoridad’ del pueblo. Su padre, administrativo en una empresa minera, es el espejo idealizado del chaval. Cándida, su amiga del alma, que a fuer de ser mayor y estar más desarrollada busca otros entretenimientos que rodar por el prado cuesta abajo con Orlando. Poco tiempo después que su padre cambia de oficio haciéndose guardabosques aparece el lobishome -el hombre lobo autóctono- cobrándose sus primeras víctimas. La vida familiar de Orlando se trastoca por completo, la vida de la aldea se retrae cuando aparecen más cadáveres, y todos empiezan a mirarse de reojo cuando alguien dice que “el lobishome puede ser cualquiera, sin ni siquiera saber que lo es”.
Monteagudo crea una composición basada en la familia, cuya vida intramuros refleja perfectamente. Sin las notas de fantasía estaríamos en una obra costumbrista más emparentada con Galdós o una obra más moderna semejante a los cuentos de niños gallegos de Manuel Rivas. Cierto es que contiene notas de ambos pero su interés radica en el tono clásico con el que urde toda la trama. No es un libro moderno ni una novela del siglo actual, su sabor es más antiguo y por tanto más intenso. Es un cuento casi intemporal que en voz de un niño nos remonta a nuestra infancia dejándonos incluso al final un buen sabor de boca.
Ya saben, busquen en David Monteagudo al excelente narrador que es y no al guionista de Fringe.
Pepe Rodríguez
FICHA DEL LIBRO
COMIENZA A LEERLO
Título: Brañaganda | Autor:David Monteagudo | Editorial: Acantilado | Páginas: 288 | Precio : 19€
Comentarios
http://www.adriasnews.com/2013/11/david-monteagudo-entrevista.html