Mi madre es un pez - VVAA

Desde Sófocles a Faulkner pasando por Tolstói, la familia es el escenario literario donde ocurren o se gestan las mayores tragedias, donde se nos adiestra para enfrentar la vida o sucumbir ante ella, donde la intensidad del antagonismo o la afinidad se ve potenciada por esos lazos de sangre que son a veces estigma, a veces blasón. Todo es más sórdido o luminoso, desolador o edificante si ocurre en el ámbito familiar. Y es ese el lugar en el que se desarrollan los treinta y tres relatos de esta estupenda colección, y la excusa para, entre autores consagrados, mostrarnos a otros no tan conocidos, y constatar, de paso, lo bien que se manejan en las distancias cortas aquellos que nos tienen acostumbrados a otros recorridos. LEER MÁS

Encontraremos aquí hijas descarriadas, víctimas de la desatención de los padres, en la propuesta de Javier Calvo; una madre desnaturalizada que se irrita con el hijo muerto en la de Manuel Jabois; la desolación del padre abandonado y la resignación del hijo que lo protege sobreponiéndose a sus propios fantasmas, en el conmovedor relato de Celso Castro, siempre fiel a su estilo y a su apuesta formal; un abuelo internado por su conservadora hija para alejarlo del nieto, en el que presenta, en forma de artículo biográfico, Gabriel Sofer; familias virtuales creadas a gusto del usuario en el de Sergio Lifante; e incluso, de la mano de Antonio Ortuño, podremos comprobar cómo el peso de los antepasados sirve de expediente para, a lo largo de cinco generaciones, someter a la siguiente a un chantaje sentimental.

No se olvidan algunos temas recurrentes. Así, las desmedidas relaciones de dependencia entre madre e hijo vienen simbolizadas por el vampirismo: el de la madre que extrae continuamente sangre a su hijo para, teóricamente, comprobar su buena salud, en el perfecto relato de Jordi Soler, o el del recién nacido que prefiere alimentarse con la sangre materna en el de Aixa de la Cruz. Y el tema edípico, con la pulsión criminal hacia el padre, literario en este caso, está presente en la aportación de Javier Moreno, en la que el personaje a eliminar es un vampírico Borges y la estaca un platónico metro de platino iridiado.

Se abría la colección con la sugerente propuesta de Rodrigo Fresán de buscar en el mundo de las criaturas de Invasion of the Body Snatchers, la paz que permita superar el dolor de la pérdida, un lugar moral en el que “ya no tendremos que preocuparnos por nada. Ni siquiera por el amor que no dura o que dura demasiado y que duele tanto”. Y para cerrar el volumen, el divertido relato familiar de Eduardo Mendoza que nos conduce a través de una Barcelona en la que el motivo de un duelo podía ser una disputa por un mal balance antes que el consabido asunto sentimental, o la conversación privada entre dos funcionarios podía seguir manteniendo el tono retórico y los términos técnicos propios del desempeño de su función.

En definitiva, un variado muestrario que invita a profundizar en la obra de autores aun emergentes tanto como a continuar disfrutando de la de aquellos que ya se hicieron un sitio en nuestro panorama literario.

Rafael Martín

FICHA DEL LIBRO

Título: Mi madre es un pez | Autor: VVAA | Editorial: Libros del Silencio | Páginas 376 | Precio 22€ | Reseñado por Rafael Martín

Comentarios