No se lo digas a Alfred - Nancy Mitford


En medio de un mundo plagado de dificultades y un panorama literario que no sólo refleja el sufrimiento actual sino el histórico sobre todo centrado en el siglo más sangriento de la historia (XX) resulta gratificante encontrar un oasis, un remanso de paz, verdadera literatura en su forma más amable de la mano de Nancy Mitford.

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En años pasados ya hemos disfrutado de la edición por parte de Asteroide de A la caza del amor, Amor en clima frío y La bendición, textos aparentemente frívolos, pero plenos en su concepto literario. Fanny, la narradora del primero y coprotagonista de los demás, ocupa la primera persona de No se lo digas a Alfred. Estamos ya en 1960 y su académico esposo, Alfred, es nombrado embajador británico en París. Ella misma se considera una pueblerina en medio de la capital de la moda y el glamour mundial, sin estilo, sin savoir faire y con cuatro hijos semi-independientes que uno tras otro no cesan de dar problemas.

Con el estilo sencillo, campechano e ingenuo al que nos tiene acostumbrado la Mitford, Fanny tendrá que ir solucionando poco a poco los problemas, que son tan graves como que la esposa del anterior embajador se atrinchera en la entreplanta y crea una corte paralela a la propia embajada, negándose a abandonar el país; o bien que Mockbar, el corresponsal del Daily Post que se la tiene jurada al embajador. También sus hijos crean un cúmulo de quebraderos de cabeza abandonando sus estudios para hacerse o bien guía turístico, maestro zen, o miembros de una de las nuevas bandas musicales ‘brit’ de comienzos de los sesenta.

Fanny necesitará la inestimable ayuda de Davey, personaje conocido en la saga, quien siempre ofrece soluciones protocolarias adecuadas al estilo anglo-francés que se necesita. Philip, el asesor de la embajada se convierte en la mano derecha de la embajadora, mientras Northey, la sobrinita traída de las islas para hacer de asistente se ocupa de enamorar a la plana mayor del gobierno galo.

Diversión, alta sociedad, intrigas políticas y sentimientos maternales profundos se conjugan en este relato ligero, alegre y desenfadado que constituye un remanso de paz mental en medio del ultra-complicado mundo del siglo veintiuno. Olvídense de sus preocupaciones durante unos días leyendo No se lo digas a Alfred.

RESEÑA OFICIAL DE LA EDITORIAL

Cuando Alfred es nombrado embajador en París, su mujer, Fanny, se convertirá en la encargada de manejar los asuntos cotidianos de la embajada.
De repente se verá alternando con la aristocracia y lo más granado de la sociedad parisina, dando cócteles y cenas, y contemplando asombrada como cada nimio detalle de su vida es aireado en los periódicos. Por si fuera poco, tendrá que mediar en los asuntos sentimentales de sus amigos y encauzar a sus indómitos hijos, cuyos modernos estilos de vida –uno es teddy boy y otro hippie– no termina de comprender. Además, parece que una crisis diplomática está a punto de estallar, dejando claro que la vida en una embajada es todo menos aburrida.
En No se lo digas a Alfred, Nancy Mitford combina personajes nuevos con otros que ya aparecían en A la caza del amor y Amor en clima frío y nos ofrece una despiadada sátira de los círculos parisinos más exclusivos así como de las siempre ambiguas relaciones entre Inglaterra y Francia. Sus mordaces diálogos y su extraordinaria capacidad para modelar personajes le permiten ofrecer al lector una sutil y divertidísima novela.


Ficha del Libro

Título: No se lo digas a Alfred | Autor: Nancy Mitford | Editorial: Libros del Asteroide | Traducción: Milena Busquets | Páginas: 312 | PVP: 18,95 euros

Comentarios

Anigami ha dicho que…
Salir de un mundo para entrar en otro, sera como salir de vacaciones o ir a caminar a algun pueblo cercano para visitar a una buena amiga. Y con ello, alejarnos del mundanal ruido.


Gracias por la resena

pd. mi teclado no da los acentos.