Hace cuarenta años - Maria van Rysselberghe

Ver Hace cuarenta años como una bella e incompleta historia de amor es algo sencillo, amable, emotivo, que incluso se acerca a la melancolía. No obstante su autora, Maria Van Rysselberghe va más allá ofreciéndonos aspectos metaliterarios que dualizan su obra consiguiendo dos niveles a cual más interesante. Pues si bien es cierto que su romance con dosis de autodominio totales resulta de una singularidad emocional plena, no lo es menos descubrir que flotando por encima del mismo sobrevuelan otros mensajes tan artísticos o más que la literatura romántica. LEER MÁS

La propia autora Maria es la protagonista de la trama. Durante un tiempo descansará en la casa de la duna, un lugar situado en una playa del Mar del Norte. De visita se encuentra un amigo del matrimonio que junto con ella forma el pintor Theo Van Rysselbergue, un tal Hubert quien a su vez está casado.  Ambas mitades de sus parejas disfrutan de sendos matrimonios felices, que, no obstante, al hallarse solos en tan idílico lugar permite que  brote una relación imposible de evitar e imposible por conciencia de fructificar. Un amor romántico, sí, pero intelectual también, creado con gestos, roces, palabras -autoritarias en el caso de Hubert, miradas, poesía, paseos y mucha, mucha sensualidad con el freno echado por ambas partes pero con el deseo a flor de piel.

Pero ahondando más percibimos detalles que enriquecen la historia como la analogía de “la casa de la duna” con la propia protagonista. De ella dice “Te confundo a ti, frágil refugio vibrante como una criatura sobresaltada, conmigo misma: somos el melancólico  espacio de esta historia”. La historia de este amor tiene por tanto dos protagonistas femeninas análogas, Maria y la casa, ambas parecen respirar y sentir por igual, de hecho el amor es imposible en otro lugar al igual que sería imposible sin María. Pero también hallamos que el propio Hubert se identifica con Flaubert “No es a Flaubert a quien amas, es a mí. Me quedé helada” confiesa Maria no habiendo identificado todavía esa analogía.

Los matices pictóricos asoman  por el sentido más usado entre los amantes, la vista. Espejos en los cuales se miran llenándose de felicidad, reflejos en el hielo, órdenes a ejecutar con la mirada “mírame ... es la única forma de encontrarnos”, la  vista como refugio “me siento protegida por su hermosa mirada desnuda”. El arte visual y el amor unidos de la mano por la obra.

El paisaje de la playa ocupa el papel de telón de fondo de la obra, cielo, arena, agua, atmósfera, nubes y marea mueven sus hilos tirando de las marionetas de los amantes, haciéndoles sentir una u otra cosa. Los juegos de luces y sombra así como los silencios y las conversaciones miden la relación indicando al lector el punto en que se encuentra.

Evidentemente la primera lectura se obliga lenta y pausada, propia de un buen sillón o sofá. La relectura fructífera y provechosa devela multitud de detalles sustanciosos que completan y adornan una bella historia de amor y desamor contada cuarenta años después por la autora.

Una delicatessen de mesa y sobremesa tranquila capaz de elevarnos al nirvana artístico y romántico.

No apta para impacientes ni personas sin autocontrol.

Pepe Rodríguez

FICHA DEL LIBRO


Título: Hace cuarenta años | Autor: Maria van Rysselberghe | Editorial: Errata Naturae | Páginas: 88 | Precio : 12,90€

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