Una mezcla de flaquezas - Robertson Davies

Tercera parte de la Trilogía de Salterton, en ella el autor se centra en el tema musical y del arte escénico. En la primera, A merced de una tempestad, el motivo sobre el que gira la historia es el montaje de una obra teatral, y en la segunda, Levadura de malicia gira sobre el caos organizado por una falsa noticia; en ambas novelas el verdadero protagonista es el pueblo de Salterton y sus habitantes, costumbres, interrelaciones y maquinaciones, si bien hay dos personajes cuya vida y circunstancias funcionan como hilo conductor: Solly Bridgetower y Pearl (Verónica) Vambrance. Circunstancias que acaban por llevarles al matrimonio, a pesar de la oposición de la insoportable Louisa Bridgetower, la adinerada madre de Solly. LEER MÁS

En esta última parte, si bien el trasfondo general continúa siendo la vida de Solly y su esposa, el bloque central de la narración se concentra en Monica Gall, una jovencita que por azares del destino resulta ser elegida para cumplir las draconianas condiciones del testamento de la sra. Bridgetower, cuyo objeto principal es amargar la vida de los recién casados, hasta el punto de preferir que su patrimonio lo disfrute una desconocida antes que su propio hijo… salvo que haya un heredero varón, por supuesto.

Monica es elegida para recibir todo el apoyo financiero que le permita desarrollar una carrera como cantante de ópera. Se desplaza, pues, a Londres, donde asiste a clases con prestigiosos músicos, directores de orquesta, compositores, etc., además de una educación general, puesto que la joven saltertoniense es casi una hoja en blanco, con talento, pero con enormes carencias culturales, y con dificultades familiares añadidas, desde el punto de vista religioso.

Así, percibimos ecos del tema de Pigmalión, un concierto a varias voces. Son diversos personajes los que pretenden modelar a Monica, convertirla en una gran cantante, pulirla y reconstruirla, despojándola de todo el bagaje pueblerino y canadiense que trae consigo, para trocarla en una diosa musical. Pero no cuentan con el amor. Y el amor, hasta entonces un elemento desconocido para Monica, irrumpe con fuerza y despierta sus sentidos y su vitalidad dormida. Y a partir de aquí se trastocan los planes cuidadosamente embastados por la difunta sra. Bridgetower.

En clave de tragicomedia, ópera bufa, la acción se va desarrollando principalmente en Inglaterra y algunas ciudades europeas (París y Venecia) siempre con el contrapunto de Salterton, donde los miembros del fideicomiso establecido para controlar el patrimonio vigilan que los términos del testamento se cumplan, mientras la pareja Solly-Veronica intentan tener el heredero que los salvará del estado de de indigencia, siendo por sentido común los que deberían disfrutar del patrimonio familiar.

En Inglaterra, el autor nos despliega una serie de personajes a cual más estrafalario, haciendo patente las grandes diferencias entre la Madre Patria y lo que llaman los Dominios. Un cierto olorcillo a Henry James podría ser percibido por un olfato sensible. Sir Benedict Domdaniel, Murtagh Molloy, Gilles Revelstoke, y su «fauna» alrededor de su persona y del Lantern, la revista anti-crítica del grupo, todos son personajes de opereta, entre los cuales se mueve Monica como una marioneta, según quien tire de los hilos. La estancia navideña en la galesa Neuadd Goch y los sucesos que ocurren allí, son el principio del giro que dará Monica a su vida.

A lo largo de la narración planea una idea: el sentido del arte, de la música, del canto. La necesidad de tener una experiencia profunda, algo que trasmitir a la hora de crear, producir una obra artística, o, en este caso, cantar. Así, las conversaciones que Monica tiene con Sir Benedict son altamente jugosas, por el cúmulo de reflexiones que el maduro director plantea a la joven aspirante a cantante. También hay otras ideas, ya recurrentes en la obra de Davies, como el tema de la eutanasia, la relación paterno/materno- filial, la religión como un lastre que deteriora las aspiraciones vitales más elementales, el contraste británico-americano, etc.

En suma, una obra que pone punto final a la trilogía cerrando el círculo abierto en la primera parte. Interesante, divertida, plena de humor aunque en algunos momentos domine el dramatismo, pero si bien no es la mejor novela de Davies (en general, la trilogía de Salterton tiene un tono menor que la de Deptford) se lee muy agradablemente, tiene un margen de intriga que se desvela al final, y el personaje de Monica es fresco y atractivo por su simplicidad, aunque haya momentos en que parezca simple en exceso.

Robertson Davies (Thomasville, 1913-Orangeville, 1995) es uno de los autores canadienses más importantes. Nacido en la región de Ontario, se educó en distintas instituciones de su país y Europa, estando siempre desde muy niño rodeado de libros y literatura. Su padre, el Senador William Rupert Davies era dueño de un periódico. Estudió seis años en Toronto y tres años más en Kingston (Ontario). Dejó Canadá y se graduó en el Balliol College de Oxford en el 38. En 1940 regresa a Canadá para dedicarse con éxito al periodismo y a escribir comedias; una década más tarde publica la primera de sus once novelas, organizadas en trilogías, que lo harían mundialmente famoso: la Trilogía Salterton, de la cual esta novela es la inicial; la Trilogía Deptford; la Trilogía de Cornish; y la inacabada Trilogía de Toronto. Además de novelas, Davies es autor de una treintena de libros entre cuentos, obras de teatro, crítica literaria y recopilaciones de artículos.

Ariodante

FICHA DEL LIBRO

Título: Una mezcla de flaquezas | Autor: Robertson Davies | Editorial: Asteroide | Traducción: Concha Cardeñoso | Páginas 456| Precio 22,95€ | Reseñado por Ariodante

Comentarios