Todo el tiempo del mundo – E.L. Doctorow

Los protagonistas de los relatos de Todo el tiempo del mundo no son gente corriente, son personajes singulares enfrentados a situaciones atípicas: un hombre que acecha la casa en la que vivió toda su vida inquietando a sus actuales propietarios; un descendiente de inmigrantes que acepta casarse para facilitar el permiso de residencia a una desconocida mujer del Este; un adolescente que se ve obligado a escribir cartas a su abuela enferma suplantando a su padre recién fallecido; o un pastor protestante que cuestiona que Dios sea la imagen que tenemos de Él, y cuyos sermones siembran la duda entre los miembros de la minúscula comunidad que dirige. LEER MÁS


Se abre esta estupenda selección con ‘Wakefield’, versión actualizada del cuento de Hawthorne, en la que el protagonista decide, un buen día, permanecer oculto en el desván del garaje anexo a su casa contemplando la vida de su mujer, sus gemelas y su suegra, y escapando de un sistema que le obliga, con su autoexclusión, a competir por el botín que ofrece la basura y a dejarse ayudar por una pareja de disminuidos mentales, pacientes del extraño sanatorio de la casa vecina.

En los márgenes del sistema, pero como inevitable excrecencia del mismo, se mueve también ‘Walter John Harmon’, el profeta de la Comunidad de la Revelación en Curso, cuyos seguidores le confían tanto sus bienes como sus vidas, y son capaces de justificar, como elemento coherente con la doctrina, cualquiera de sus más mundanas decisiones.

El autor de Ragtime y Billy Bathgate, ambas novelas llevadas al cine, nos ofrece en ‘Jolene: una vida’, casi un guión cinematográfico. Publicado inicialmente en 2002 e incluido, como el anterior relato, en el libro de 2004 Sweet Land Stories, nos cuenta la tremenda historia de una adolescente cuyo matrimonio a los quince años, para huir del hogar de adopción donde malvive, acabará llevándola a ingresar en un manicomio de menores. A partir de aquí en la vida de Jolene hacen acto de presencia todo tipo de personajes, como el oscuro artista del tatuaje que conoce mientras sirve comidas rápidas en un establecimiento de Phoenix; el acaudalado hombre de negocios que la rescata del local de alterne donde trabaja en Las Vegas; o el joven y despiadado agente de bolsa al que encuentra “en la zona conocida como Cinturón de la Biblia”, y cuya religiosidad le lleva a actuar “como si tuviera un pie en el consejo de dirección y otro en el cielo”. Todo un periplo vital y geográfico que desembocará en un conmovedor final en la Costa Oeste de los años 60.

El mismo carácter cinematográfico y el mismo libro de publicación comparte ‘Una casa en la llanura’, narración del hijo de una sospechosa viuda que, una vez cobrado el seguro de vida, abandona con su familia el Chicago de finales del XIX para instalarse en el campo, y que, urgida por las necesidades económicas, decide entrevistarse con los aspirantes a cofinanciar sus terrenos atraídos por el anuncio que la viuda ha publicado en la prensa.

Estos y otros argumentos son los que usa Edgar Lawrence Doctorow (Nueva York, 1931), uno de los escritores vivos más importantes de Estados Unidos, para cuestionar los valores de un sueño americano que en tantas ocasiones se convierte en pesadilla.

Rafael Martín

FICHA DEL LIBRO

Título: Todo el tiempo del mundo | Autor: E.L. Doctorow | Editorial: Miscelánea | Páginas 304 | Precio 19€ | Reseñado por Rafael Martín

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