Los mutilados – Hermann Ungar

Angustiosa y turbadora sigue siendo la lectura de Los mutilados (1923), un clásico de la literatura centroeuropea en la que Hermann Ungar (Boskovice, 1893 – Praga, 1929) aúna la sordidez de una puesta en escena expresionista con la impudicia de un despiadado análisis psicológico de inspiración freudiana, para mostrarnos las letales consecuencias de entregarse sin lucha a las obsesiones más profundas y a los personajes más siniestros. LEER MÁS

Recuperada en los años 60 aprovechando el creciente interés del momento por las teorías psicoanalíticas, la obra de Ungar es editada por Seix Barral a finales de los 80 y principios de los 90, con unas más que apropiadas obras de Egon Schiele en sus portadas, y con la misma traducción de la infatigable Ana María de la Fuente que ahora presenta Siruela.

Y son aquellas teorías las que sirven para enmarcar la personalidad de Franz Polzer, un ser apocado empeñado en mantener un orden maniático a su alrededor que, como un conjuro, impida la invasión de lo insólito, la alteración del orden establecido, un triste individuo al que toda novedad paraliza y cuya aversión por el sexo proviene de una infancia traumática compartida con su padre viudo y la hermana de este, entre los cuales Polzer adivina una oscura y secreta relación. Pero también es el recuerdo de un episodio de acoso sufrido en su adolescencia el que le hace sentir pánico ante las mujeres.

Con todo este bagaje no resulta difícil entender que tal personaje se convierta en la víctima consentida de su casera por temor a un desahucio que no se considera capacitado para arrostrar, y que acabe, además, contemporizando con los nuevos inquilinos: su amigo de la infancia Karl Fanta, tullido que sigue perdiendo sus extremidades, y su diabólico enfermero, compulsivo lector de vidas de santos obsesionado con la idea de expiación, a la que otorga un carácter permanente y cuya realización entiende a través de la humillación.

Resulta imposible, por otra parte, no pensar en la obra de Kafka, con la que la de Ungar guarda semejanzas, como el desasosegante desarrollo de la acción, o la cualidad onírica de la impotencia de sus personajes ante la irrealidad de sus vivencias. Pero si, usando términos psicoanalíticos, en Kafka es el superyó, en cuanto estructura social, el causante del acoso al individuo, a su yo consciente, en Ungar es el ello, lo subconsciente o reprimido, el que lo aprisiona y anula a través de sus traumas y obsesiones: el instrumento de opresión es, ahora, la mente deformada del propio individuo.

Y es, finalmente, la terrible convicción de que ni el pasado ni la culpa, con sus imágenes torturantes, son superables, la que lleva a afirmar a Franz Polzer que “nada se arregla, nada ha quedado atrás”, para añadir, con la resignación del mártir, que “todo era horrible y era un tormento, pero no podía ser de otro modo”. En definitiva, una víctima propiciatoria en un paisaje desolador.

Rafael Martín

FICHA DEL LIBRO


Título: Los mutilados | Autor: Hermann Ungar | Traducido por:Ana María de la Fuente | Editorial: Siruela | Páginas 160 | Precio 16,95€ | Reseñado por Rafael Martín

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