Viajes y otros viajes - Antonio Tabucchi

Viajar equivale a validar la curiosidad, esto es, a caminar; al ejercicio de la imaginación… A una forma de amar, por qué no. Y tal es lo que se trasluce de este libro ameno, instructivo, amistoso en el mejor sentido literario, que nos ofrece este recalcitrante pessoano recién fallecido después de habernos legado unas magníficas páginas de gran lector, escritor y viajero.
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El viaje es vario, como no podría ser menos, y lo hace más humano si cabe el contenido (más o menos) realista; o, tal como lo expresa el autor: “Siempre he leído con admirado asombro a los escritores que han inventado un mundo paralelo, una comarca imaginaria propia que coincide con otra real y que, siendo idéntica a la real pero no siendo la real, es respecto a ésta ajena y diversa: es ésa, pero sin serlo”, y cita, a continuación, a autores como Faulkner o Musil, a García Márquez o a Gregor von Rezzori.

El libro es muy rico no solo en reflexión viajera inteligente, sino en lugares concretos que el lector re-visitará en unos casos (será nuevo su viaje a través de la lectura) y conocerá en otros, gracias a las sugerencias de este curioso viajero. Es así que podemos encontrarnos a lo largo de estas páginas en lugares tan distintos y distantes como Florencia, Pisa, París, Madrid o Barcelona, Génova, El Cairo, Goa, Bombay o Buenos Aires. Viaja desde Mongolia hasta Grecia para describir, humanizándolo, el paisaje de esos lugares; y viaja, cómo no, entrañablemente, a Portugal, su tierra amada, su hogar literario en buena medida.

Cada lector elegirá, como más próxima a sus sentidos, una anécdota relevante. A mí me ha llamado la atención la alusión del viaje a Florencia que hace con su tío, concretamente el pasaje donde dice: “Más tarde nos íbamos a via Ghibellina, a una vieja casa de comidas. Y mi tío me preguntaba: ¿te apetece probar unos callos a la florentina? Y desde allí nos acercábamos a San Marco, a ver al Beato. Beato de verdad, pensaba yo, pues veía a los ángeles” Y aclara a continuación el autor con sutil ingenuidad-ironía: “Yo no había sido capaz tan siquiera de ver a mi ángel de la guarda, y eso que por las noches, antes de acostarme, me daba la vuelta a toda prisa pensando en sorprenderlo, o me miraba por encima del hombro ante el espejo”

Lo dicho: viaje real e imaginario. Así da gusto leer.

Ricardo Martínez http://www.ricardomartinez-conde.es/

FICHA DEL LIBRO


Título: Viajes y otros viajes | Autor: Antonio Tabucchi | Traducción de Carlos Gumpert | Editorial: Anagrama | Páginas 272 | Precio 17,90€

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