El final del Ave Fénix - Marta Querol

Es ésta una novela escrita con el corazón en la mano, pero con la cabeza fría. Lúcida y a la vez, emotiva. Lúcida por la imparcialidad con que nos habla de los personajes, el marcado distanciamiento que nos permite verles a todos desde distintos ángulos, con sus aristas y sus curvas. Y a la vez con la calidez de las emociones contenidas, que en algunos momentos se desbordan y nos llegan a lo más íntimo, y nos sentimos identificados con uno u otro personaje, comprendiendo, amando o detestándoles según van ocurriendo los hechos. (leer más)

La autora, Marta Querol, es valenciana, economista y asesora de empresa, autora de diversos relatos cortos, colaboradora en distintas publicaciones locales y foros de literatura; ha participado como jurado en algún certamen de relatos y es autora del cuento infantil El niño que se convirtió en Rey Mago. Se inicia en la literatura por la puerta grande con esta su primera novela, una de las finalistas del premio Planeta de 2008, reeditada este año con la editorial Aladena.

El esquema de la obra consta de tres partes -Infancia, Juventud y Madurez-, un prólogo y un epílogo. Tanto aquél como éste están escritos en primera persona, desde el presente, en los momentos previos y postreros al fallecimiento de la protagonista principal, Elena, madre de Lucía, que nos cuenta a partir de ese momento sus orígenes. El cuerpo central de la narración lo ocupa la historia de dos familias, ancestros de la narradora, los Lamarc y los Company, desde los tiempos previos a la guerra civil española hasta los años sesenta, aproximadamente. La localización, entre Valencia y Alicante.

La novela desgrana los orígenes maternos y paternos de la que será la protagonista; problemático matrimonio de alta posición social, siempre en eterna batalla, los Lamarc: el padre, Gerard, de origen francés, empresario cuya afición a las mujeres y la buena vida acaba por arruinar su matrimonio y su familia; la madre, Dolores, cuyo nombre ya es símbolo de lo que va a ser su vida desde que topa con Gerard y que regenta una tienda de ropa infantil. Un hermanito endeble y pusilánime, Gigi, centro de los afectos maternales y una hija desgraciada pero con un tesón inquebrantable, Elena.
Por la otra parte, los Company, comerciantes y trabajadores venidos a menos con la guerra, padres de Carlos, el futuro esposo de Elena, fuente de sus dichas y desdichas. Alicantinos, cuatro hijos, dos esposas, los tíos de Onteniente, Francisco y Carmen, que durante años dividen a los hermanos; familia que sale adelante con grandes esfuerzos, trabajando y pasando verdaderos apuros.

La autora ha prescindido –quizás en exceso- de muchos detalles del entorno y del momento histórico, que percibimos indirectamente como resultado de las idas y venidas de cada uno de los personajes. Se ha concentrado en la acción pura y simple: no hay reflexiones morales, ni políticas, ni sociales, lo que podemos calibrar como positivo. El lector sacará sus propias consecuencias. Ni los ricos son malvados ni los pobres buenos sólo por pertenecer a un estatus social; ni rojos ni nacionales se libran de cometer delitos. Aunque podamos intuir la posición de la autora leyendo entre líneas, lo cierto es que consigue distanciarse hasta el punto de encontrar algo salvable o al menos comprensible en el comportamiento de cada uno. Cierto que hay conductas moralmente reprobables, pero por la evidencia de los hechos. No hay juicio moral.

El estilo usado, frases muy cortas, párrafos muy breves, que conforman un ritmo muy rápido: la acción no nos da respiro, una cosa sucede a otra y apenas tenemos tiempo de pensarlo; nos mantiene el interés constante sin darnos ocasión de distraernos. Quizás en la primera parte, la cantidad de personajes nos crea una cierta confusión, hay personajes que apenas van a tener incidencia en la historia posterior y que podrían no ser necesarios. También el lenguaje usado podría ser mejorable; a veces peca de demasiado cotidiano, no tanto en los diálogos, como en la narración. Probablemente necesite la autora en obras posteriores cuidar un poco más algunos términos, algunas expresiones, errores propios de una ópera prima, y también crear algunas pausas en el ritmo, para dar ocasión a digerir la acción.

Del contexto –para bien o para mal- se nos dice lo imprescindible: cómo se vivía en tiempos de guerra, cómo se vivía en la posguerra, qué comían, qué podía o no hacer una mujer y un hombre en esa época en España, las costumbres, los derechos legales y laborales que tenían -o no- las mujeres, su férrea vinculación al matrimonio y los hijos, el papel de la Iglesia,...todo ello lo vamos averiguando por las incidencias de la vida cotidiana de los personajes. También intuimos una cierta evolución de la sociedad y sus usos, pero nunca por descripciones ni largas explicaciones al modo decimonónico, sino por lo que les ocurre a los habitantes de estas páginas, que se nos pasan volando a pesar de ser casi quinientas.

Al estar centrada en Valencia la mayor parte de la acción, los valencianos podemos reconocernos en sus calles y plazas, en los famosos locales de los años cuarenta y cincuenta, asistimos a la terrible y devastadora inundación del año 57, que supuso gravísimas pérdidas para la población y la economía valenciana, en fin, todo ello nos hace recordar las historias que nos han contado padres y abuelos: relatos de guerra, relatos de hambre, relatos de muerte y de vida, de odios y rencillas, de amores prohibidos y de amores convenidos. Relatos.
Y lo que se nos relata, en esencia, es la vida y el esfuerzo de una mujer que, cual mitológica ave fénix, despliega sus alas y vuela alto, luego cae, se destroza, pero renace de sus cenizas y levanta un último vuelo del que ya no retornará, que nos deja admirados por su entereza, belleza y tesón.

Ariodante
Diciembre 2010

Título: El final del Ave Fénix | Autor: Marta Querol | Editorial: Aladena |Páginas 496| Precio 22€

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