El ojo del leopardo - Henning Mankell

¿Cuál es el concepto que tenemos del África subsahariana? ¿Qué nos viene a la mente cuando vemos las imágenes de sus inmensos territorios inhóspitos? Es más ¿Cómo ha sido la labor del hombre blanco allí?
El autor sueco Henning Mankell es conocido mundialmente por su popular serie del inspector Wallander, que ahora emite Cuatro y TNT protagonizada por Kenneth Branagh. Pero como es un autor tan prolífico es capaz de crear obras maestras de su segunda pasión literaria y vital aparte del género policial: África. (leer más)

Director desde hace años del Teatro Nacional de Mozambique divide su tiempo entre su Suecia natal y su África laboral. ‘El hijo del viento’ ya fue una de sus obras sobre el continente negro, pero ahora Tusquets edita ‘El ojo del leopardo’ escrita en 1990 en la cual se centra en las relaciones entre colonos blancos y habitantes negros en la Zambia post-colonial.
La historia gira en torno a un joven sueco, Hans Olofson, que vuela a Zambia en la década de los setenta para encontrarse a sí mismo y a la vez cumplir con la promesa que le hizo a Janine, la mujer sin nariz, que fue su norte en la adolescencia a la vez que uno de sus quebrantos. A falta de algo mejor que hacer, Olofson se encarga de la gestión de una granja de huevo con la intención de permanecer sólo unas semanas, pero pasarán veinte años antes de que finalmente puede liberarse.
Mankell escarba en el lado oscuro del problema entre blancos y negros. El ojo del Leopardo transmite la violencia, la desconfianza, la corrupción y la superstición de los nativos por un lado, mientras por el otro Olofson trae sus valores liberales europeos para influir en la comunidad blanca cercana a su granja. Tanto los negros y los blancos conoce el miedo: los negros temen perder sus empleos y verse dañados por los espíritus que les rodean, los blancos temen a los negros armados con machetes miedo. 'Dos formas diferentes de pobreza, material y moral tratando de hallar un punto de encuentro que siempre se aleja un poco más. de enfrentarse a la pobreza para hacer frente a un punto de encuentro común "
Mankell crea personajes que van contracorriente. Wallander no es el típico héroe de acción. Del mismo modo, Hans Olofson está muy lejos de la media de los colonos blancos y cuando se hace cargo de la explotación de la granja, se propone hacer las cosas de una forma diferente. Sin embargo los hechos le confirman que "Un hombre blanco nunca puede ayudar a los africanos al desarrollo de su país desde una posición superior"
Mientras sus vecinos sólo hablan a los negros para darles órdenes, Olofson trata de hacer amistad con ellos, les proporciona materiales para mejorar sus viviendas, les construye una escuela, incluso adopta a una viuda y sus hijas para cuidar de ellas están a su cuidado intentado romper las barreras que se interponen entre él y la gente alrededor de él.
Entretejida con la trama africana, el autor intercala los recuerdos de la niñez de Olofson: la ausencia de la madre que le abandona a poco de nacer, el padre marinero que echa el ancla para cuidar de él amarrándose a la bebida, Sture, el compañero al abandona por timidez cuando más lo necesita y Janine, la predicadora sin nariz marginada dentro de la propia ciudad.
Las idas y venidas de la narración entre pasado y futuro son continuas formando dos líneas temporales que van resolviendo uno a uno todos los misterios de la narración que finaliza de una forma redonda, plena, sin flecos. Un Mankell inmenso crea unos personajes tan vivos y con una vida interior tan consecuente que nos parece estar leyendo las memorias de unos seres reales.
La crítica social subyace tras todo el relato. Como es propio de autores suecos reniega del papel salvador de los nórdicos en el mundo y desnuda la corrupción política, moral, social y económica de sus compatriotas tanto en su país como en las supuestas ayudas al desarrollo africano.
Resumiendo, una novela de conciencia, didáctica, instructiva, desgarradora que nos abre los ojos de la realidad africana y nórdica en alta definición. Las vísceras que Mankell enseña no gustarán a muchos pero de ellas estamos hechos. El equilibrio perfecto entre literatura y compromiso social.

Pepe Rodríguez

SINOPSIS

Desde la fría región sueca de Norrland, el joven Hans Olofson viaja a Zambia para visitar la tumba de un misionero legendario. Deja atrás una infancia y una adolescencia marcadas por la ausencia de la madre y, después, por la muerte de dos personas muy allegadas. La belleza de Zambia, y sobre todo su misterio, lo hechizan hasta el punto de permanecer en el país durante dieciocho largos años, al principio movido por los valores de la cooperación y la solidaridad. Poco a poco, sin embargo, convertido en granjero, la realidad africana le impone una visión de la vida completamente distinta, mientras el racismo de los blancos y el odio de los negros va consumiéndolo. Un día, tras encontrar cruelmente asesinados a sus vecinos blancos, comprende que sus días están contados. ¿Se quedará a luchar o arrojará la toalla? Hans sabe que quizá pueda escapar de la suerte que han corrido sus vecinos, pero no de su propia desesperación.


Primer capítulo

Ficha del Libro

Título: El ojo del leopardo| Autor: Henning Mankell | Editorial: Tusquets | Páginas: 384 | Precio : 19€ |

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Hacía por lo menos seis meses que no conseguía engancharme con una novela y con el ojo del leopardo lo he conseguido.El autor nos describe la situación caótica, desgarrada y corrupta en que ha quedado Africa una vez que ha conseguido la independencia.El racismo, la desconfianza, el miedo,incluso el odio, mediatizan las relaciones entre blancos y negros.En este escenario el protagonista buscará un sentido a su vida, marcada desde su infancia por la soledad, falta de cariño y de referentes;tras dieciocho años de vida en Africa Hans Olofson tomará las riendas de su vida y podrá tomar una decisión -la decisión- que hará de él una persona diferente.
Daniel Giorgio ha dicho que…
Magistral narración.Después de muchísimo tiempo volví a leerlo y pensé que haiba visto una película. Tal como me ocurrió con El Extranjero de Camus pude ver colores, sentir el calor y escuchara sonidos. Daniel Giorgio